Gastronomía
romana
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Bodegón con
cesto de fruta y vasijas (Pompeya, c. 70 a. C.).
La
gastronomía romana cambió a través de la larga duración (más de un milenio) de
su antigua civilización. Sus hábitos se vieron influenciados por la cultura
griega, los cambios políticos de monarquía a república, y de ahí a imperio, y
la enorme expansión de éste último, que trajo muchos hábitos culinarios nuevos
y técnicas de cocina de las provincias. Al principio, las diferencias entre las
clases sociales no eran tan significativas, pero la distancia entre ellas
creció junto con el imperio.
Ientáculum
Originalmente
estaba compuesto de barras planas y redondas hechas de farro (un grano de
cereal emparentado al trigo) con algo de sal; en las clases altas también había
huevos, queso y miel, así como leche y fruta. En el período imperial, alrededor
del comienzo de la Era Cristiana, el pan de trigo se introdujo y con el tiempo
más productos horneados reemplazaron al pan de farro. El pan era a veces
humedecido con vino e ingerido con aceitunas, queso, galletas o uvas.
Prándium
Este
almuerzo era más rico y consistía en su mayoría de las sobras de la cena del
día anterior.
Cena
Entre los
miembros de las clases altas, quienes no hacían trabajos manuales, se hizo
costumbre el hacer todas las obligaciones de negocios en la mañana. Después del
prandium, las últimas responsabilidades se completaban y se hacía una visita a
los baños. Alrededor de las 3 de la tarde, comenzaba la cena, a veces
prolongándose hasta muy entrada la noche, especialmente si había invitados, y
comúnmente le seguía un comissatio (una ronda de bebidas alcohólicas).
Especialmente
en el período de los reyes y la república temprana, pero también en otros
tiempos (para las clases trabajadoras), la cena consistía esencialmente de un
tipo de gachas, las puls. El tipo más simple estaba hecho con farro, agua, sal
y grasa. El tipo más sofisticado era hecho con aceite de oliva, acompañado con
verduras cuando era posible. Las clases más ricas comían su puls con huevos,
queso y miel, y ocasionalmente, carne y pescado.
En el
transcurso del período de la república, la cena se dividió en dos platillos,
uno fuerte y un postre con fruta y mariscos (como los camarones). Al finalizar
la república, era común que la comida se sirviera en tres partes: la entrada
(gustatio), el plato fuerte (prímae ménsae) y el postre (secúndae ménsae).
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